Luego de más de 25 años siendo chef en Santiago, Pablo nacido y criado en Olmué, decidió volver al campo comprando un terreno en el Cajón de San Pedro. Eso sí, venía con cerca de 300 mandarinos recién plantados, oportunidad o problema, los mandarinos ya estaban ahí y había que hacer algo con ellos.
Mientras seguía viviendo en la capital, Pablo viajaba cada fin de semana a regar sus mandarinos y darle los cuidados básicos. A medida que él iba aprendiendo más y más sobre estos árboles, ellos iban creciendo con la fuerza que ahora los tiene produciendo más de 3.000 kilos de mandarinas por temporada.
Pablo habla de sus mandarinos como productores de fruta limpia, dado que no ocupa ningún tipo de pesticidas o productos artificiales para su cuidado. Sin tapujos nos revela su secreto para repeler los bichos, preparados de ajo chileno y ortigas, que junto al agua y los potentes rayos solares que cubren las tierras de Quillota, permiten a Pablo afirmar con orgullo evidente, que sus mandarinas son 100% orgánicas.
Y no se queda ahí, ya que además de producir mandarinas limpias, él forma parte de un grupo de agricultores amigos que también mantienen esta filosofía natural de producción, por lo que un alto porcentaje de los alimentos que él y su familia consumen, son orgánicos.
Pablo hace un llamado a preferir productos orgánicos, ya que no solo son mejores para la salud, sino que también, evitar el uso de pesticidas y otros elementos artificiales en las producciones agrícolas, es de suma importancia para el medio ambiente.
Como Cosecha Imperfecta nos hacemos parte de las palabras de Pablo e invitamos a todos aquellos que lleguen a leer esto, a volver a las formas naturales de alimentación y producción, nuestro organismo y nuestro planeta se verán favorecidos. Todos somos agentes de cambio.
Equipo Cosecha Imperfecta