Francisco Menay, es campesino de la V región. Pero él es distinto, trae consigo conocimientos que se han traspasado de generación en generación por cientos de años. Es descendiente diaguita y cuando habla de la agricultura recalca que “nosotros hacemos agri-cultura, proveniente de la cultura ancestral diaguita”. Y ¿qué significa eso?
Trabaja en completa sincronía con la naturaleza, los ciclos de la luna, las lluvias, el viento, todo. Él junto a su familia, han heredado un conocimiento ancestral que les permite leer la naturaleza y trabajar con ella, y así estar preparados para cuando llega una helada, aprovechar el sol, buscar el agua y todo lo que sus plantaciones necesitan para crecer fuertes y llenas de nutrientes. Como dice él “nosotros entregamos a través de nuestros cultivos las energías del sol, la luna, el aire, la tierra y el agua”.
Para Francisco, sus cultivos son mucho más que vegetales, son salud y vida. Lo que comes es tu medicina, y por eso se preocupa de que sus alimentos sean completamente libres de cualquier químico, 100% orgánicos. Cuenta con orgullo que sus papás, de 80 años, no sólo están vivos, si no que fuertes y saludables, y eso es gracia a la vida en el campo y a la alimentación orgánica que proviene de la tierra.
Está ubicado en la región de Valparaíso, y el terreno donde hace sus plantaciones, así como casi todo lo que lo rodea, es sagrado para él. Habla de la importancia de enseñar a la población sobre la cultura de la alimentación , volver a conectarnos con el campo -que es el origen de todo- volver a caminar con los pies descalzos sobre la tierra, estar en espacios abiertos, mirar el cielo, escuchar las hojas moverse con el viento. Todo eso es salud.
En ese espacio, lleno de magia y conocimiento, crecen sus cultivos, cargados de toda esa tradición diaguita. Ahí se cultiva repollo, zanahorias, acelga verde y de colores, choclo berenjena y mucho más!
La verdad es que es un honor contar en nuestras cajas con los productos de don Pancho, y poder llevar un poco de su cultura a sus casas y sus platos de comida.
Trabaja en completa sincronía con la naturaleza, los ciclos de la luna, las lluvias, el viento, todo. Él junto a su familia, han heredado un conocimiento ancestral que les permite leer la naturaleza y trabajar con ella, y así estar preparados para cuando llega una helada, aprovechar el sol, buscar el agua y todo lo que sus plantaciones necesitan para crecer fuertes y llenas de nutrientes. Como dice él “nosotros entregamos a través de nuestros cultivos las energías del sol, la luna, el aire, la tierra y el agua”.
Para Francisco, sus cultivos son mucho más que vegetales, son salud y vida. Lo que comes es tu medicina, y por eso se preocupa de que sus alimentos sean completamente libres de cualquier químico, 100% orgánicos. Cuenta con orgullo que sus papás, de 80 años, no sólo están vivos, si no que fuertes y saludables, y eso es gracia a la vida en el campo y a la alimentación orgánica que proviene de la tierra.
Está ubicado en la región de Valparaíso, y el terreno donde hace sus plantaciones, así como casi todo lo que lo rodea, es sagrado para él. Habla de la importancia de enseñar a la población sobre la cultura de la alimentación , volver a conectarnos con el campo -que es el origen de todo- volver a caminar con los pies descalzos sobre la tierra, estar en espacios abiertos, mirar el cielo, escuchar las hojas moverse con el viento. Todo eso es salud.
En ese espacio, lleno de magia y conocimiento, crecen sus cultivos, cargados de toda esa tradición diaguita. Ahí se cultiva repollo, zanahorias, acelga verde y de colores, choclo berenjena y mucho más!
La verdad es que es un honor contar en nuestras cajas con los productos de don Pancho, y poder llevar un poco de su cultura a sus casas y sus platos de comida.